miércoles, 11 de mayo de 2016




El olfato (del latínolfactus) es el sentido encargado de detectar y procesar los olores. Es un quimiorreceptor en el que actúan como estimulante las partículas aromáticas u odoríferas desprendidas de los cuerpos volátiles, que ingresan por el epitelio olfatorio ubicado en la nariz, y son procesadas por el sistema olfativo.
La nariz humana distingue entre más de 10 000 aromas diferentes.
Las sustancias odorantes son compuestos químicos volátiles transportados por el aire. Los objetos olorosos liberan a la atmósfera moléculas que percibimos al inspirar. Estas moléculas alcanzan la mucosa olfativa, que consta de tres tipos característicos de células: las células olfativas sensoriales, las células de sostén y las células basales, que se dividen aproximadamente una vez al mes y reemplazan a las células olfativas moribundas. Los 20 o 30 millones de células olfativas humanas contienen, en su extremo anterior, una pequeña cabeza con cerca de 20 pequeños filamentos sensoriales (cilios). El moco nasal acuoso transporta las moléculas aromáticas a los cilios con ayuda de proteínas fijadoras; los cilios transforman las señales químicas de los distintos aromas en respuestas eléctricas.


Las prolongaciones nerviosas de las células olfativas alcanzan el bulbo olfatorio a través de micro-orificios del cráneo; el bulbo es una porción anterior del cerebro, que se ocupa de la percepción de los olores. Estas prolongaciones nerviosas terminan en los glomérulos, pequeñas terminaciones de células olfativas de forma esférica donde se procesan las señales aromáticas que luego son conducidas por células receptoras especiales. La información llega primero al sistema límbico y al hipotálamo, regiones cerebrales ontogenéticamente muy antiguas; responsables de las emociones, sentimientos, instintos e impulsos, tales regiones almacenan también los contenidos de la memoria y regulan la liberación de hormonas. Por este motivo, los olores pueden modificar directamente nuestro comportamiento y las funciones corporales. Sólo más tarde parte de la información olorosa alcanza la corteza cerebral y se torna consciente.
 



 CONTINUACIÓN LAS ENFERMEDADES DEL OLFATO
  • Fantasiosa. Es un tipo de disosmia en el que una persona
detecta la presencia de un olor cuando no está realmente presente. Puede ser causada por resfriados, lesiones en la cabeza, migrañas o enfermedades como el Parkinson.
  • Parosmia. Describe el tipo de distorsión olor en la que un agradable aroma parece falta. Puede ser causada por una infección en los senos, ya veces se asocia con la depresión.
  • Agnosia olfativa. Implica una pérdida de la capacidad de identificar olores. El término agnosia también puede describir la incapacidad de reconocer a otras cosas, como las personas y los objetos. Puede ser causada por un defecto en el cerebro.
Un trastorno de olor puede ser específico, en que sólo afecta a un único aroma o un pequeño número de olores. Otros trastornos del olfato se describen como parcial, ya que afectan a una gama de olores, pero no todos los olores. En los casos en que cada olor se ve afectada por el trastorno, que se describe como total.
Como el olfato está relacionado con el sentido del gusto, un trastorno del olfato a menudo se acompaña de un trastorno del gusto, como la ageusia, la pérdida del gusto, o la disgusta, una alteración del gusto.

¿Cuáles son las causas?

Los trastornos del olfato pueden derivar de problemas en diferentes puntos de la vía a lo largo de la cual las moléculas de olor son inhaladas, detectadas y evaluadas.
  • Pólipos nasales. A principios de la vía, condiciones tales como los pólipos nasales pueden bloquear los conductos nasales, impidiendo a las moléculas de olor alcanzar los nervios olfativos en la parte posterior de la nariz.
  • Daños en los nervios. Además a lo largo de la vía, los nervios olfativos podrían dañarse. En el punto más alto de la ruta, las partes del cerebro que procesan los olores podrían ser lesionadas o dañadas.
  • Problemas hormonales. Problemas hormonales como enfermedades de la tiroides, también pueden afectar el sentido del olfato.
La anosmia y la hiposmia son dos trastornos del olfato que pueden ser causados ​​por fumar en exceso. También pueden ocurrir en asociación con infecciones nasales,lesiones en la cabeza y las enfermedades como el Alzheimer. El sentido del olfato también disminuye como resultado del proceso de envejecimiento normal.